martes, 18 de diciembre de 2007

la experiencia de la lectura

Por Genevieve Patte

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Revista de Literatura infantil No. 8, diciembre de 1983, Caracas, Venezuela.

Desde que comenzamos a trabajar en el barrio obrero de Clamart, tuvimos la preocupación de interesar a los padres y a los maestros en lo que pasaba en el seno de la biblioteca, con la intención de evitar la brecha que existe entre el mundo de la escuela, la familia y el de la biblioteca.

Así, durante años organizábamos antes de navidad una exposición de libros y dedicábamos una velada a realizar un debate acerca de la lectura y los niños. Invitábamos a quienes, en aquel entonces, eran considerados como los grandes especialistas en el tema. A estas reuniones asistían siempre los mismos padres y maestros.

Venían por solidaridad, para apoyar nuestra acción, para no dejarnos abandonados, pero no necesariamente porque el asunto les interesara. No estoy segura de que estas reuniones les resultaran enriquecedoras, porque los temas tratados eran las dificultades para el aprendizaje de la lectura, la dislexia, los problemas financieros de la edición, los mecanismos de distribución y difusión. Nos limitábamos a estos temas que, ciertamente, tienen su importancia, pero no se abordaba el aspecto concreto de la experiencia de la lectura: ¿Qué es lo que los libros les proponen realmente hoy en día a los niños? Poco a poco nos dimos cuenta de que esos eventos tenían algo de muy formal. No se hablaba de los libros, de las lecturas de los niños –qué cosas leen o qué cosas no leen-.

Nos manteníamos dentro de unas ideas generales que no promovían ningún cambio en las actitudes de los niños frente a la lectura, aunque la exposición teórica estuviera bien estructurada y bien documentada.

Y sin embargo, lo que interesa es descubrir libros, ver bibliotecas funcionando, observar a los niños apasionarse por los libros y la biblioteca. Es por esta razón que, desde 1983, hemos propuesto al SALON DU LIVRE la organización y animación de una verdadera biblioteca para niños. Este recurso es más eficaz que cualquier debate público. A menudo, los adultos descubren con sorpresa que los niños no rechazan la lectura, sino todo lo contrario. Los ven sumergirse con pasión en los libros. Por esta misma razón, desde hace muchos años mantenemos exposiciones en las escuelas del barrio. Para nosotros, es una manera de proponer a los niños la experiencia de una biblioteca y de convencer, concretamente, a los maestros y a los padres, de que los niños no rechazan a priori los libros, cuando la selección que se les ofrece tiene en cuenta la diversidad de sus intereses. Por en contrario, los niños se precipitan con entusiasmo sobre los libros expuestos sobre las historietas ¡claro! pero, también, sobre los otros libros y, entonces, ¡qué concentración!

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