martes, 16 de octubre de 2007

Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura

Por Michèle

Petit página 9 de 10

Abro un paréntesis para señalar que yo digo "el mediador", pero tengamos en cuenta que esos pasadores de libros son en muchos casos mujeres, a tal punto que algunos se han preguntado si el futuro de los libros pasaba por el futuro de las mujeres. En muchos lugares del mundo, las mujeres han desempeñado un rol preponderante como agentes de desarollo cultural, junto con algunos hombres que quizás han integrado, que han acceptado su parte feminina, sin temor de perder por ello su identidad. Por lo tanto, yo alentaría fervientemente a los que quieran promover la lectura para luchar contra la misoginia : ya que allí donde las mujeres son mantenidas al margen de la escolarización, al margen de la vida social, lo escrito no circula con fluidez. Dicho de una manera más amplia, la lectura no es fácilmente conciliable con el gregarismo viril ni con las formas de vínculo social en las que el grupo tiene siempre primacia sobre el individuo.

Cierro la paréntesis, para resumir en pocas frases cual es el margen de maniobra de esos y esas pasadores del libro. Lo que pueden hacer los pasadores de libros es introducir a los niños -y a los adultos- a una mayor familiaridad y a una mayor soltura en la aproximación a los textos escritos. Es transmitir sus pasiones, sus curiosidades, interrogando su lugar, su oficio y su propia relación con los libros, sin desconocer sus miedos. Es ayudar a los niños y a los adolescentes a comprender que entre todas esas obras, de hoy o de ayer, de aquí o de allá, habrá seguramente algunas que sabrán hablarles a ellos, en particular. Es proponer a los lectores múltiples ocasiones de encuentros, de hallazgos. Es también crear espacios de libertad donde los lectores podrán trazar caminos recónditos y donde habrá disponibilidad para discutir con ellos acerca de esas lecturas, si así lo desean, sin que se produzcan intrusiones si esos lectores quieren conservar sus descubrimientos para ellos.

Sin embargo debemos tener en claro que sólo se trata de factores propicios para el desarrollo de la lectura, y que ninguna receta podrá garantizarnos la conversión de las personas a la lectura. Por otra parte, es muy probable que no todos puedan transformarse en lectores. La relación con la lectura también tiene que ver con la estructura psíquica y con cierta manera de actuar con la falta y con la pérdida. Sin duda la lectura, y en particular la lectura literaria, tienen que ver con la experiencia de la falta y de la pérdida. Cuando uno pretende negar la pérdida, evita la literatura. O trata de dominarla.

Y queda claro que para transmitir el gusto por la lectura y en particular por la lectura literaria, es preciso haberlo experimentado. Muy a menudo se considera que es algo natural en círculos próximos a los libros. No obstante, puedo asegurar que entre los bibliotecarios profesionales o voluntarios, entre los docentes y los investigadores, en el mundo editorial, hay mucha gente que no lee, o bien se limita a un marco profesional acotado o a un género muy definido de obras. Y por lo tanto la cuestión se remite inevitablemente a los mediadores.

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