sábado, 28 de febrero de 2009
¡Cuándo cuentes cuentos, cuenta cuantos tienes!
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Cuando el niño juega lo hace de verdad poniendo en ello las herramientas que él posee, que son la imaginación y el juego. “Las nuevas adquisiciones cognoscitivas van siendo producto de su comprensión lectora, la generación de un significado para el lenguaje escrito estableciendo relaciones con los conocimientos previos y los recuerdos de sus experiencias” (Wittrok).
Para nosotros es conocido el trabajo de Frank Smith: “entre la información visual (del texto) y no visual (experiencia), que son los conocimientos del lector, se coloca al lector en un plano totalmente opuesto al asignado por la postura de la escuela tradicional”.
Las teorías interaccionistas chocan de frente con el tradicional dictado y copiado a las que se somete al alumno en ese ambiente que se traduce en una gran carga de obligatoriedad.
El desarrollo del sujeto esta condicionado por la sociedad y su cultura, el aspecto lingüístico a partir del cual el sujeto orienta la actividad comprensiva del mundo en que se desenvuelve.
Rodari, Gianni, Gramática de la fantasía, Ed. Aique, Buenos Aires, 1997 (disponible en los Centros de Maestros)
¿Qué le sucede al lenguaje natural del niño?
El lenguaje que le es natural y propio, en la escuela sufre el condicionamiento. Pensemos en la lectura del mundo y sus modalidades: un verdadero reto, la construcción de andamiajes para llegar al desarrollo del pensamiento, su estructuración semántica, el manejo de la lingüística. El lenguaje familiar satisface sus necesidades de conocimiento, lo nutre, lo cobija, las canciones rítmicas de la cuna le dan la tranquilidad pero a la vez percibe el lenguaje; establecen un puente entre las sensaciones y las emociones que le proporciona la lectura de las relaciones orales, la lectura de gestos y matices implícitas en las conversaciones cotidianas y por último lectura de imágenes y señales.
Cada niño interactúa con las personas y con su medio para bien o para mal. Por esto considero que es importante un cambio en la orientación de la practica de los maestros. Yo diría que existe una estrecha relación entre la palabra y el juego como materia que nos permite entrar al terreno de la “fantasía”, terreno que en los niños es natural. Los chicos tienen como única herramienta de trabajo el juego y la fantasía, es más divertido y útil, como quien entra por una ventana en lugar de hacerlo por la puerta, como algo novedoso, como diversión, la palabra es el vehículo prodigioso que nos abre la puerta (o la ventana) de lo imaginario, ¿a dónde nos lleva la palabra?.
La imagen de una piedra que cae en el estanque, formando ondas concéntricas en la superficie y que de los movimientos invisibles que se propagan hacia el fondo, provoca una serie de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, además le complica el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la representación, sino que interviene continuamente, para aceptar y rechazar, ligar y censurar, construir y destruir, y el juego de las palabras surge como, el juego del “cuenta juegos”.
El niño se la pasa inventando sus cuentos, pero ¿Que sucede en la escuela?, ¿Qué hacemos en el aula? En su historia, en el momento preciso surge la censura ejercida por el modelo educativo cargado de obligatoriedad, el ámbito educativo no es el adecuado para superar ciertos condicionamientos, y no podemos subestimar su capacidad de reaccionar creativamente ante lo que ve y oye.
La palabra, buena o mala, que el niño encuentra en la familia, le revela los nuevos valores que el niño absorbe en el ambiente educativo no represivo. El niño aprende a manejar los pares opuestos, en lo que Max Ernst maneja como el desarrollo sistemático. Veamos un ejemplo, la enunciación de las palabras “ciudad”, “perro”, “maestro”, dicen algo, pero si les agregamos otra palabra que indique movimiento, como “ciudad, volar”, entonces ya tenemos una historia que contar, ¿Cómo sería la ciudad de Zacatecas si volara?, ¡O sí de pronto todos los maestros desaparecieran de las escuelas!, etc.
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